Vamos a meternos de lleno en el tema: el ejercicio. No me gusta hablar de 'cosas', me gusta ser concreto e ir al grano.
Cualquier tipo de ejercicio sirve: levantar pesas, correr por ocio o competencia, o tu deporte preferido. Resulta evidente que ser bueno en lo que haces es importante, pero en mi opinión tanto o más importante es tu motivación. Sin el grado correcto lo demás va a importar poco o nada.
Un mal día lo tiene cualquiera, sobre todo en lo mental. Yo, por ejemplo, hago ejercicio en la noche y me condiciona lo que me pase durante el día. Más de una vez me pasó, que un mal día en la calle se tradujo en un mal día en el gym. En gente que tal vez está empezando a cambiar sus hábitos un mal día se convierte en frustración y deserción, las últimas 3 o 4 veces que intenté ejercitarme regularmente me pasó.
Después de leer mucho sobre ejercicio, siento que sé mucho más que aquellas veces, lo cual es una motivación añadida: saber qué esperar y cuándo esperarlo. Pero, ¿qué hacer contra la vida diaria? En estos tiempos existen cualquier cantidad de técnicas de auto-convencimiento y mojones mentales. También existen químicos como la cafeína que te ayudan si sientes que no tienes suficiente energía.
Para mí es algo mucho más simple. La música.
Cuando haces ejercicio sin compañía, tu iPod se convierte en tu único aliado contra la monotonía que lleva a la deserción. Y como todo, a algunas personas les funciona distinto que a otras: no todos tienen los mismos gustos musicales y no a todos les motiva la misma canción. Y, como el ejercicio, las canciones pueden volverse monótonas.
Para mí, la fórmula es simple:
- En camino al gym me gusta escuchar algo up-tempo que me prepare para sudar y correr. Del resto que se encargue mi cuerpo.
- Cuando estoy corriendo para calentar o enfriar el cuerpo me gusta distraerme, saco mi guitarra de aire y practico con temas instrumentales.
- Si sé que se viene una sesión dura, necesito estar concentrado. Y este es el único uso que le encuentro al death metal tipo Children of Bodom. No entiendo las letras porque lo que hacen es gritar, así que no voy a querer cantar. Subo el volumen y la música llena todo el cuarto, así los sonidos de afuera no me distraen. En lo único que tengo que pensar es en el sprint que sigue, o en el siguiente ejercicio que tengo que hacer.
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