miércoles, noviembre 17, 2010

Compromiso

La gente sí es muletillera. Es impresionante como llenamos el silencio incómodo entre pensar en una oración coherente y decirla con muletillas como "esteeeeeee", "eeeeeeeee", "aaaammmmm" y cosas por el estilo. Por lo general me molesta, pero no al punto de volverme loco.

Pero mientras uno crece y se pone mayor, o más confianzudo, pareciera que pierde la habilidad de hablar, o sufre de amnesia o reducción de vocabulario y recurre a usar los comodines del lenguaje: las groserías.

Entonces, no es raro escuchar una conversación entre veinteañeros que va por las líneas de "marico, sí, se jodió la vaina por fin, qué ladilla ahora tengo que llevar esa mierda adonde el güevón del mecánico, qué cagada". No sé por qué, pero el sobreuso de las groserías me viene pareciendo repulsivo de un tiempo para acá.

Recuerdo las groserías cuando eran el punchline de algún chiste o se guardaban para ocasiones realmente especiales. Decirle a alguien "eres un cabrón" tenía un sentido extra de ofensa. Ahora todo el mundo es un cabrón por cualquier cosa, y me causa tristeza porque el lenguaje se queda corto para todas las cosas que queremos expresar, y el 60% de las palabras pueden ser reemplazadas (y de hecho lo son) por "vaina".

Me da flojera, me parece que limita el lenguaje y la manera de pensar de las personas al reemplazar todas las palabras con vaina o joder o bichear.

Así que desde este momento, y por un mes, el reto es no decir groserías por un mes. Los invito a que hagan lo mismo y veamos los resultados. Tal vez seremos personas más felices y con más soltura al hablar, que tan necesario es en estos tiempos donde a cada rato hay que exponer, presentar y comunicar ideas y opiniones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=rCjk56AWLJM

Emily dijo...

Me gustó tu post, coincidí contigo en todo, mientras leía iba asintiendo con la cabeza y llegando al final ya sentía aquello de "por qué no lo escribí yo". Entonces lanzas el reto y yo me sumo ¡se acabaron las groserías en mi vida! seré una persona nueva, mi vocabulario florecerá de nuevo. Volví a nacer.

Iba a salir corriendo a contarle a mi mamá pero antes debía valorar la publicación que cambió mis paradigmas.

¿apesta? ¿normal? naaaa ¡ARRECHO!

Ay coño... perdí.