domingo, agosto 02, 2009

Caracas: Animal Kingdom

Imagina que haces un reportaje para National Geographic en el año 2.250, donde la selva es un lugar muy distinto: los animales de hierro han visto optimizada su calidad de vida y sus sentidos se han agudizado. Evidentemente, en 250 años la conducta animal está propensa a muchos cambios, y más aún dada la 'milagrosa' ayuda aportada por la mano tecnológica. El "Gran Hermano de Hierro", si se quiere.

Ahora, imagina que haces un reportaje para el canal de las cosas horribles y tu objetivo es Caracas: es como si las dos cosas se encontraran en un espejo:

Los elefantes metálicos de nuestra era, han desarrollado una relación simbiótica con los seres humanos, en la cual los elefantes acuerdan trasladar a los humanos distancias incalculables a cambio de dinero para comida de elefantes, la cual, por suerte, no es muy difícil de conseguir en estas latitudes. En teoría todo el mundo feliz, pero los elefantes también han desarrollado un problema de actitud y prepotencia, y cuando ven un animal metálico más chico, sienten la necesidad de cruzarse groseramente en su camino. De no poder hacerlo, sueltan un potente bramido que aturde y terroriza hasta al más valiente de los pequeños contendientes salvajes. De esta manera, el nuevo rey de la selva se sale con la suya apoyado por su contaminación sónica.

Tampoco mejoraron los desperdicios de la comida de elefante. Seguro, ahora no es el trabajo de los humanos limpiarlos sino de los árboles, el problema, es que cada vez los hay más de concreto y menos de madera y hojas verdes. Es una lástima que, a pesar de contar con sistemas computarizados de última generación, aún no pueden pensar con claridad.

El hombre se ha redescubierto, y encontró que creer en la evolución no es tan descabellado, aunque ha preferido volver a sus orígenes, cuando estaba cubierto de pelo y tenía cola. Mientras entiende que -por el momento- es imposible modificar su ADN para sufrir una regresión biológica, ha decidido volver a sus orígenes. De nuevo reside en los árboles, sólo que esta vez en los de concreto.

Obviamente, las cosas no podrán ser como antes, mucho menos ahora: han descubierto la telepatía y para hablar con cualquier otro monito del futuro sólo deben quererlo y pensarlo. De esta manera, ahora todo el mundo lo sabe todo. Y si no todo, casi. Seguramente sólo le faltan unos cuantos GB de información por procesar.

Por supuesto, como en el caso de los elefantes nada puede ser perfecto, ¿o sí?. Esta nueva facilidad para aprender choca completamente con las tradiciones de antaño, cuando los macacos iban de rama en rama en busca de comida y aprendizaje. Esta nueva especie superdotada de micos no se mueve mucho y por eso ha perdido mucha de su capacidad motora, y su tan añorada belleza estética. Es una lástima, los monitos de antes eran mucho más buenmozos.

Los hay de todos los tamaños y variedades, y ahora sus pelajes también son de todos los colores. Unos más hábiles, unos más dóciles. Y como cualquier ley natural documentada, al final unos sobrevivirán para contarlo y los menos capaces se extinguirán.

2 comentarios:

Tomas Lampo dijo...

Wow. No sabia que escribias este tipo de cosas. Te felicito! Esta genial!

davidmhz dijo...

Wow Tom, gracias :D Y gracias por el Retweet, un abrazo!