martes, diciembre 22, 2009

Mr. Hamilton's Adventures

Tercera entrega de una serie de historias tituladas "Las Aventuras de Mr. Hamilton".
Inspirado en la realidad.

Of Discoveries And Surprises

En épocas como la navideña, uno tiene que ser sumamente creativo para no aburrirse. Por eso la rutina de Mr. Hamilton era algo que no tenía desperdicio: la reacción en el rostro de las personas siempre era nueva, y por lo general reflejaba una sonrisa nerviosa, una oportunidad dorada de escapar, una puerta abierta. Es decir, ¿qué tan a menudo se sientan en tu mesa un británico y una australiana, impulsivos como el que más, sólo para conocerte?. Dave y Lissa, haciendo gala de histrionismo puro, se alimentaban de las risas y las sorpresas que la gente les obsequiaba.

En el camino, nuestros carismáticos y mentirosos protagonistas se encargaron de conocer a 4 o 5 personas, en su mayoría estudiantes de Idiomas Modernos, que, incrédulos, alimentaban el relato y reían expectantes - como si se tratara de una importante leyenda o una prometedora serie nueva de televisión - al escuchar las locas historias del pseudo-europeo.

Queriendo ser parte de la charada para reír y tomar fotos como si se tratara de una celebridad local que entró a un bar, el nuevo gran grupo decidió probar la rutina más exhaustivamente: en un ámbito más global, menos de bar y más de discoteca. El engaño era tan verdadero para Dave y Lissa que lo vieron como algo natural, y ansiosamente accedieron.

En el gran local, que resultó ser más pequeño e incómodo por la cantidad de gente que se aglomeró para ver el espectáculo, sólo se veían caras nuevas, y el show comenzó para alimentar la ansiedad de los nuevos participantes. Mentiras volaban por los corredores y se mezclaban con la música de guitarra, violín y flauta que esa noche estaba pautada. En lo que ya parecía una presentación de rutina en una noche de micrófono abierto, quienes sabían el secreto reían sin parar.

Esa noche, el humo de cigarro se mezcló bien con la cerveza derramada en el piso y el carisma que emanaba desde la tarima, porque en el aire hubo algo que causó una reacción distinta a la de todos los días: Dave y Lissa se vieron rodeados, separados uno del otro por pretendientes desconocidos que actuaron tal cual marea que te aleja de tu zona de seguridad.

- "¿Tienes yesquero? Quiero un cigarro."
- "Whoops! Perrrdóuun, yo no fumouuu." - replicó Dave, temeroso de decepcionar a la rubia.
- "Está bien, no importa. ¿Quieres una cerveza? Vamos."
- "Clarouuu."

Con el ruido Dave tuvo que emplearse a fondo y gritar más que nunca, y eso no ayudaba con el acento. Recuerden que la tarea era, siendo venezolano, pretender ser europeo que pretendía hablar como venezolano. También ocurre que un extraño en un país nuevo no puede saber de las bandas que se presentan. Por tanto, Dave re-aprendió de la rubia que Gaêlica se estaba bajando de la tarima, que son una de las mejores representaciones musicales de Venezuela y que era su última presentación del año.

Más tarde esa noche, empezó el merengue y la salsa, que ayudaron porque, aún siendo venezolano, Dave tenía dos pies izquierdos, dignos de ser llamados británicos, que ayudaban a darle credibilidad a la charada. En la pista reconoció a una vieja amiga de su otra vida, la vida de verdad. Después del respectivo abrazo la sacó de la pista y surgió el alter ego.

"Mira, estoy aquí metiendo el mojón de que soy gringo, no me la frustres, luego te explico", susurró Dave en el oído de su compañera ante la mirada atónita de su grupo de amigos. "Este pana es un duro, cuadró en 15 segundos" parecían pensar al unísono todos los que lo acompañaban. Ambos rieron y lo británico se quedó en la pista de baile. Con su amiga, Dave volvió a ser David, más folclórico que jugar trompo a los 12 años durante el recreo del liceo.

Luego del mutuo acuerdo, volvieron a la pista y las miradas cómplices cambiaron de dirección. El chiste interno tomó una dimensión no planeada y la noche se convirtió en madrugada. luego del Ska, Rock patrio (recuerden que nuestro protagonista con crisis de identidad es londinense) y los veinte personajes aleatorios en estado de total ebriedad que se acercaron a hablar con el catire del acento cómico, se acabó el chiste, pero sólo porque se acabó la cerveza.

A las 5:00AM, cada quien tomó un camino distinto y la noche quedó en la memoria de cada uno como una experiencia distinta, igual de extraña:

  • La rubia recibió un teléfono falso y se fue con una sonrisa de victoria.
  • Lissa se fue con las piernas adoloridas de tanto bailar y sintiendo que debía hacer eso de nuevo.
  • Dave y su vieja amiga salieron intercambiando carcajadas venezolanas mezcladas con palabras en inglés.
  • Los estudiantes de Idiomas Modernos presenciaron algo que en clases no aprendieron. Para ellos la entrada al local no sólo permitió ver un espectáculo celta, también incluyó un show de mentiras europeas y modernas dignas de comedia televisiva.

Lo innegable es que cada uno de los participantes del cuento sonrieron ese día.


Lo que me parece más irónico del cuento es, que mientras Lissa y yo seguimos en Venezuela, mi amiga de años (a la derecha en la foto) está viviendo en Inglaterra.

¡Las vueltas que da la vida!

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