lunes, noviembre 02, 2009

Mr. Hamilton's adventures

Primera entrega de una serie de historias tituladas "Las Aventuras de Mr. Hamilton".
Inspirado en la realidad.



El nacimiento de Mr. Hamilton

El año: 2008. Se instalaba el frío Diciembre. Dave, ya descansando de un año que simuló una montaña rusa, en la mitad de sus vacaciones auspiciadas por la Universidad, decide tomar bajo su ala a una desafortunada chica australiana, Lissa, desempleada en Navidad, un crimen que ofende y destruye como el que más.

Ambos se conocieron por cuestiones laborales pero de manera instantánea se convirtieron en buenos amigos, unidos por las cosas más intrascendentes, como toda buena amistad. Lissa era lo que Dave, un pichón de Ingeniero, quiso ser por mucho tiempo: un alma libre. Lingüista, políglota, despreocupada, nómada y, por sobre todas las cosas, no se callaba nada. Caso contrario al de nuestro querido protagonista.

Con el tiempo, tal maestro y alumno, una especie de simbiosis surgió entre los dos, donde Lissa pudo hacer lo que sabía hacer mejor: ser ella, con todo lo que esto incluye. Y Dave; bueno, ansiaba un cambio. Eventualmente, el cambio vino.

En un improvisado ejercicio de locura gestado en una noche de escapada alcohólica como tantas otras, la tarea era simple: desobedecer uno de los diez mandamientos hogareños que desde la infancia nos inculcaron a todos y hablar con extraños. Simple pero complicado para Dave, que no sabría qué contar a los nuevos amigos además del hecho de tener tan interesante compañera.

La tarea no tenía reglas ni direcciones, así que pensó: "¿Podría inspirarme en alguien para hacer esto?". La respuesta fue simple y la australiana de acento cómico se convirtió una vez más en maestra de la vida, sus artes y ciencias. Simular el acento cómico fue la parte fácil, y la historia del alter ego improvisado se desarrollaba a medida que la conversación con cualquier Juan, José, María, Daniela o Pedro elegido al azar en un bar.

- ¿Cómo se llaman?
- Ella es Lissa y yo David -pronunciado Deivid, por supuesto-.
- ¿Sí? ¿David qué?
- David Ha....emm...¿Hamilton?. David Hamilton.
- ¡Hamilton! ¡Como el negrito de la Fórmula Uno!
- ¡Exacto! El también nació en Inglaterra, ¿sabes?

Y así nació Mr. Hamilton. Para finales de diciembre, diálogo tras diálogo sin sentido con gente maravillada por esa pareja de extranjeros que se acercaba a su mesa sin otra misión que hablar idioteces de la vida, el personaje se fue expandiendo.

De pronto era inglés, cada vez hablaba menos español y pronunciaba peor (mientras peor el acento, más 'adorable', y más cervezas gratis). Unas veces venía del norte de Londres, otras tantas del oeste, donde la gente acaudalada vive. Su equipo de fútbol era el Arsenal, y cuando necesitaba un dato familiar rápidamente lo sacaba de una de las mangas de sus tantas camisas a cuadros y complacía a sus venezolanos e ingenuos espectadores. Muchos detalles para recordar con propiedad. Trabajaba como profesor de inglés pero no contaba con mucho dinero.

Y así empezó el periplo del nuevo Dave, disfrazado de Hamilton: como una broma. "Vamos a ver si se lo creen", decían él y Lissa, con miradas cómplices que reían, cada una más delatora que la otra, cada vez que un inocente residente de tasca abría los ojos más de lo normal al ser testigo y objetivo del aumento del currículum de Mr. Hamilton.



Es increíble lo fácil que ha sido todo este tiempo entretener a los venezolanos cuando no están tan sobrios.

No hay comentarios: